Los Estados del Yo y su Impacto en las Relaciones de Pareja

El Análisis Transaccional (AT) es una teoría psicológica desarrollada por Eric Berne que expone la idea de que nuestra personalidad se compone de tres partes o «Estados del yo» diferentes:
El Padre
El Adulto
El Niño
Cada uno de estos estados del yo tiene sus propias características, patrones de pensamiento y comportamientos asociados.
1. Estado del Yo Niño
Es nuestra parte emocional y visceral, “lo que siento”, “lo que me apetece”.
Representa un eco de los pensamientos, sentimientos, emociones y comportamientos que hemos experimentado cuando éramos niños.
Puede incluir tanto emociones agradables como desagradables.
El estado del yo Niño puede ser espontáneo, creativo y juguetón (libre), temperamental, impulsivo (rebelde) o miedoso e inseguro o complaciente (cohibido).
Nuestras experiencias de la infancia intervienen en cómo nos comportamos y respondemos en situaciones actuales.
Se divide en:
Niño Libre:
Refleja la creatividad y espontaneidad, donde nos expresamos sin miedo a la censura.
- Ejemplo: Una persona adulta que juega o ríe sin preocuparse por ser juzgada, está actuando desde su Niño Libre.
Niño Adaptado:
Es cuando nos adaptamos a las expectativas de los demás desde el miedo, para recibir aprobación o evitar el conflicto o enfado. Puede ser:
– Niño Sumiso:
Actuamos desde el niño sumiso cuando obedecemos para evitar problemas.
- Ejemplo: Un trabajador que acepta tareas adicionales para complacer a su jefe está actuando desde el Niño Sumiso.
– Niño Rebelde:
Actuamos desde el niño cuando desafiamos las normas.
- Ejemplo: Alguien que siempre va en contra de lo que le piden, sin razón aparente, actúa desde el Niño Rebelde.
2. Estado del Yo Padre
Es la parte de nosotros mismos que, cuando se activa, nos dice (o le dice al otro) “lo que debemos hacer”, “lo que está bien o mal”.
Está compuesto por las actitudes, creencias y comportamientos que hemos aprendido de las figuras de autoridad en nuestra vida, como nuestros padres, maestros o cuidadores.
Es todo lo relativo a las reglas internas, opiniones críticas, valores y patrones de comportamiento que hemos internalizado a lo largo de nuestra vida.
Este estado se divide en:
Padre Nutritivo:
Actuamos desde el padre nutricio cuando protegemos y cuidamos a los demás, ofreciendo apoyo y guía.
- Ejemplo: Alguien que cuida y consuela a su pareja después de un mal día está actuando desde el Padre Nutritivo.
Padre Crítico:
Actuamos desde el padre crítico cuando imponemos normas estrictas y controlamos o corregimos al otro.
- Ejemplo: Un jefe que critica a sus empleados por errores menores, sin permitirles aprender o mejorar, está actuando desde el Padre Crítico.
3. Estado del Yo Adulto
Es nuestra parte lógica, objetiva y racional. Es la parte REALISTA.
Es el estado del yo que nos permite procesar la información de manera objetiva y tomar decisiones basadas en la realidad presente.
El estado del yo Adulto es capaz de analizar, evaluar y considerar diferentes opciones antes de actuar.
El estado adulto se basa en la evidencia y la lógica en lugar de dejarse llevar por las emociones del Estado Niño o los mandatos o creencias internas del Estado Padre.
Es el estado ideal para resolver conflictos y tomar decisiones basadas en la realidad presente.
- Ejemplo: Cuando enfrentas una decisión difícil y analizas las opciones de manera calmada, considerando todas las implicaciones antes de actuar, estás operando desde tu Adulto.
Estos tres estados del yo interactúan entre sí en nuestras interacciones con otras personas y en la relación que tenemos con nosotros mismos, ya sea a través de la comunicación verbal o de la no verbal.
Por ejemplo, una persona en el estado del yo Adulto puede interactuar con otra persona en el estado del yo Niño, o una persona en el estado del yo Padre puede interactuar con otra persona en el estado del yo Niño. Ahora vemos…
Los Estados del Yo en las Relaciones de Pareja
En las relaciones de pareja, los Estados del Yo influyen profundamente en las interacciones y pueden crear dinámicas saludables o destructivas. Aquí se describen algunas dinámicas comunes entre los Estados del Yo, con ejemplos claros para identificarlas.
1. Madre Nutricia – Niño
Descripción de la dinámica:
Uno de los miembros asume el rol de Madre Nutricia, cuidando, protegiendo y ofreciendo apoyo emocional, mientras que el otro actúa desde su Niño, buscando constantemente cuidado, aprobación y validación.
Ejemplo:
Uno de los miembros siempre resuelve los problemas emocionales de su pareja, quien se siente protegido pero no toma decisiones por sí mismo.
Consecuencias y riesgos:
A largo plazo, el Niño puede volverse demasiado dependiente, perdiendo autonomía, mientras que la Madre Nutricia puede agotarse emocionalmente, generando resentimiento. La relación puede transformarse en una interacción de codependencia, donde uno no desarrolla independencia emocional y el otro se siente sobrecargado.
También puede pasar que El Niño sienta la necesidad de crecer y buscar libertad, yéndose de la relación o que la Madre desde la sobrecarga haga lo mismo.
2. Madre Crítica – Niño
Descripción de la dinámica:
Uno de los miembros asume el rol de Madre Crítica, imponiendo normas, corrigiendo y controlando mientras que el otro responde desde el Niño Sumiso, intentando cumplir o desde el Niño Rebelde, desafiando las reglas.
Ejemplo:
Un miembro critica, corrige, impone o controla constantemente a su pareja por no hacer las cosas como espera. El Niño Sumiso intenta cumplir, pero siente que nunca es suficiente.
Consecuencias y riesgos:
El Niño puede perder su autoestima, mientras que el Padre Crítico se vuelve más controlador. Esta relación genera tensión y frustración.
Riesgo:
La dinámica puede convertirse en un ciclo de abuso emocional, con un miembro sintiéndose oprimido y el otro autoritario.
3. Padre Crítico – Niño Rebelde
Descripción de la dinámica:
El Padre Crítico impone reglas estrictas, mientras que el Niño Rebelde las desafía continuamente.
Ejemplo:
Uno de los miembros establece todas las reglas, mientras que el otro hace lo contrario de lo que se le pide, creando una lucha constante.
Consecuencias y riesgos:
Ambos se sienten frustrados y agotados por los conflictos constantes. Esta dinámica puede derivar en una separación.
Riesgo:
Una relación marcada por una lucha de poder que puede acabar en ruptura.
4. Adulto – Adulto
Descripción de la dinámica:
En una relación Adulto – Adulto, ambos miembros se comunican de manera lógica y respetuosa, resolviendo problemas basándose en hechos.
Ejemplo:
Una pareja que discute sobre finanzas escuchando las opiniones del otro y llegando a acuerdos está operando desde el Adulto.
Consecuencias y riesgos:
Esta es la dinámica más saludable, permitiendo una comunicación abierta y resolución efectiva de conflictos.
Riesgo:
Aunque ideal, puede desbalancearse si uno de los miembros comienza a operar desde el Niño o el Padre.
5. Padre Nutritivo – Adulto
Descripción de la dinámica:
Uno de los miembros actúa desde el Padre Nutritivo, ofreciendo apoyo, mientras que el otro responde desde el Adulto, agradeciendo el cuidado pero manteniendo su autonomía.
Ejemplo:
Un miembro ofrece consuelo y consejos cuando su pareja tiene un mal día, pero el otro sigue tomando decisiones de manera independiente.
Consecuencias y riesgos:
Esta dinámica es saludable siempre que ambos mantengan el equilibrio entre apoyo y autonomía. Sin embargo, si el Padre Nutritivo se convierte en Padre Crítico o el Adulto en Niño, la relación puede desbalancearse.
Cómo Identificar Qué Parte del Estado del Yo Se Activa en Nuestra Relación y Cómo Mantener una Dinámica Sana
Identificar qué Estado del Yo predomina en nuestra relación es fundamental para mejorar la comunicación y construir una dinámica equilibrada. A continuación, te ofrezco algunas pautas para reconocer si estás actuando desde el Niño, el Padreo el Adulto, y cómo puedes ajustar esas interacciones para fomentar una relación más saludable y equilibrada.
1. Reconocer los Comportamientos Recurrentes
Primero, es importante observar cómo reaccionas ante situaciones específicas en tu relación. Aquí algunos signos para identificar cuál es tu estado predominante:
Signos del Niño Libre:
Te comportas de manera impulsiva, buscando el placer inmediato.
Expresas tus emociones de manera abierta y sin filtros.
Te muestras juguetón, espontáneo y lleno de energía.
Signos del Niño Adaptado (Sumiso o Rebelde):
Evitas conflictos obedeciendo o complaciendo a tu pareja (Niño Sumiso).
Tienes comportamientos desafiantes, rechazando las normas o expectativas que te impone tu pareja (Niño Rebelde).
Te sientes inseguro o necesitas constantemente la aprobación de tu pareja.
Signos del Padre Crítico:
Te ves corrigiendo a tu pareja con frecuencia.
Impones reglas o te frustras cuando las cosas no se hacen como tú esperas.
Sueles juzgar y establecer lo que está bien o mal en la relación.
Signos del Padre Nutritivo:
Eres protector y te preocupas por el bienestar emocional de tu pareja.
Signos del Estado Adulto:
Evalúas las situaciones con calma, sin reaccionar de forma impulsiva o emocional.
Escuchas a tu pareja y te comunicas de manera lógica, buscando soluciones conjuntas.
Tomas decisiones basadas en hechos y datos, sin dejarte llevar por juicios emocionales.
2. Cuestiona tus Reacciones
Una vez que identifiques cómo reaccionas habitualmente, hazte preguntas para profundizar:
¿Por qué reacciono de esta manera?
¿Qué busco obtener en esta interacción?
¿Mi pareja se siente escuchada y respetada?
3. Comunica de Forma Asertiva
La clave para crear una dinámica más saludable en la relación es activar el Estado del Yo Adulto tanto como sea posible. Esto implica:
Escuchar activamente:
Escucha a tu pareja sin interrumpir, y responde con respeto, evitando juicios o correcciones innecesarias.
Expresar tus necesidades claramente:
En lugar de reaccionar impulsivamente desde el Niño o corregir desde el Padre, comunica lo que necesitas de manera clara y razonable.
Negociar y llegar a acuerdos:
El Adulto toma en cuenta tanto sus necesidades como las de la otra persona. Intenta encontrar soluciones que beneficien a ambos, en lugar de imponerlas.
4. Mantener el Equilibrio en la Relación
Una relación sana no significa que siempre actúes desde el Adulto; los otros estados también son necesarios, pero deben estar equilibrados. Aquí algunos consejos para evitar caer en dinámicas tóxicas:
Permitir al Niño Libre expresarse:
Es importante mantener la creatividad y la diversión en la relación, pero sin que esto conlleve irresponsabilidad o dependencia.
Evitar la crítica constante:
El Padre Crítico tiene su lugar en ciertos momentos, pero no debe convertirse en una fuente constante de tensiones.
Usar el Padre Nutritivo de manera equilibrada:
Brindar apoyo emocional es crucial, pero asegúrate de no volverte controlador ni hacer que tu pareja dependa de ti.
5. Ejercicio de Reflexión en Pareja
Para mantener una dinámica saludable, pueden hacer este ejercicio en pareja:
Identificar patrones:
Cada miembro debe reflexionar sobre su comportamiento en momentos de conflicto o estrés, y determinar qué Estado del Yo tiende a activarse.
Compartir perspectivas:
Ambos deben compartir sus reflexiones de manera respetuosa y sin acusaciones.
Crear un plan de mejora:
Juntos, deben decidir cómo trabajar en activar más el Estado Adulto, mejorando la comunicación y la resolución de conflictos.
Conclusión
Para mantener una relación equilibrada y saludable, es fundamental aprender a identificar qué Estado del Yo se activa en ti y en tu pareja. Al comprender y gestionar mejor estos estados, puedes fomentar una relación más respetuosa y equilibrada, donde ambos se sientan escuchados y comprendidos.
Recuerda que el objetivo es fomentar el Estado Adulto en las interacciones clave, logrando un equilibrio saludable entre la lógica, el cuidado y la expresión emocional.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Steiner, C. (2004). Los guiones que vivimos. Amorrortu Editores.
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